Publicado en July 31, 2016
Por Lucy Calderón

Guatemala lidera dos propuestas para la protección de vida silvestre

Lagartijas del género Abronia que están en peligro de extinción debido a su comercio ilícito y a la destrucción de su hábitat a causa de tala inmoderada, cambio de uso de suelo, entre otras actividades hechas por el hombre. Foto: Cortesía del CONAP.

El ingeniero César Beltetón, Director de Manejo Forestal, del CONAP, durante el taller para periodistas, en el que informó sobre las propuestas que Guatemala lidera para la protección de especies de flora y fauna silvestres. Foto: Lucy Calderón 

Entre las muchas especies de plantas y animales silvestres amenazadas por su tráfico ilícito, así como por la destrucción de su hábitat, hay dos que en la actualidad a Guatemala y a otros países les preocupa proteger.

Y para de alguna manera contribuir a su supervivencia, Guatemala lidera las propuestas de que estas sean incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, más conocida como CITES*.

La primera de ellas es el género Dalbergia al que pertenece el árbol llamado Rosul y que también abarca arbustos y enredaderas. Este género es nativo de las regiones tropicales de América Central, América del Sur, África, Madagascar y el Sureste de Asia.

La segunda es el género Abronia al que pertenecen unas especies pequeñas de lagartijas, de 30 centímetros de largo, que viven en los bosques de encino y bosques nubosos del norte de Mesoamérica, desde el sur de Tamaulipas, México hasta el sureste de Honduras.

Datos del caso Dalbergia
Del género Dalbergia se conocen más de 300 especies distribuidas en 102 países, pero sus poblaciones silvestres han disminuido por la explotación tanto legal como ilegal para satisfacer su alta demanda en el comercio internacional de maderas preciosas tropicales para la fabricación de muebles.

Además, como su identificación y diferenciación de otras especies es difícil -aun para los expertos- a los oficiales de aduanas se les dificulta cumplir correctamente con la inspección e identificación de cargamentos de madera y productos derivados de este género.

Por eso, solicitar su inclusión en el apéndice II de la CITES, ayudará a su protección, explicó el ingeniero César Beltetón, Director de Manejo Forestal, del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), durante un taller de capacitación para periodistas que se efectuó recientemente en la capital.

Esta propuesta de inclusión a la CITES de todas las especies –maderables y las que no lo son- del género Dalbergia la hizo Guatemala con la co-presentación de Argentina, Brasil y Kenia. Y se espera que sea  aceptada y aprobada durante la reunión de las Partes o COP17 CITES que se efectuará en Sudáfrica en septiembre de 2016.

Si la propuesta es aceptada, se contribuirá a que el comercio legal de estas plantas no se convierta en la causa directa de su extinción, además de que permitirá combatir su tráfico ilícito, indica en el documento de la propuesta, el Centro Mundial para la Vigilancia de la Conservación (WCMC, por sus silgas en inglés) del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, por sus siglas en inglés).

El caso de los “dragoncitos”
Las pequeñas lagartijas arborícolas del género Abronia, también conocidas como dragoncitos, endémicas de El Salvador, Guatemala y Honduras, es decir, que solo habitan en esos países, son los animales que se pretende incluir en los apéndices I y II de la CITES. 

Según se indica en la propuesta, las poblaciones de estas lagartijas son también pequeñas y han experimentado una disminución comprobada del número de individuos que las integran así como de la superficie y la calidad su hábitat, el cual se encuentra seriamente fraccionado y destruido por el desarrollo humano.

Y a pesar de que ninguno de los países de origen de estas lagartijas ha autorizado la exportación legal de pies de cría, estas son colectadas ilegalmente para su venta en el mercado internacional.

A combatir el tráfico ilícito de vida silvestre
Los animales silvestres no son mascotas. Llevarlos a las casas les provoca deterioro físico, por el cautiverio, y se limitan sus posibilidades de reproducción natural. Esta situación contribuye a la extinción de las especies, señala un boletín informativo del CONAP.

Por eso, además de evitar la compra de especies de plantas y animales silvestres, también podemos denunciar su tráfico ilegal. Llamar al teléfono 2422-6700 ext. 1616 y 1617 del CONAP; al 7926-0462 del CONAP, en Petén; al 5990-0014 del Ministerio Público.

*CITES, antecedentes
En marzo de 1963 se redactó la CITES, un acuerdo internacional concertado entre gobiernos, cuya finalidad es velar porque el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no constituya una amenaza para su supervivencia.

La CITES entró en vigor en julio de 1975 y en la actualidad 182 gobiernos o Partes se han adherido a ella de forma voluntaria. Aunque la CITES no reemplaza a las leyes de cada país, estos sí tienen que aplicarla a escala nacional, siendo el espíritu de la misma, que exista cooperación internacional para proteger a las especies de flora y fauna de la explotación excesiva.

 Para más información visitar. www.cites.org

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