La cuarentena no ha detenido la devastación ambiental en Honduras

Técnicos de la Fundación PROLANSATE constataron varios daños en el Parque Nacional Punta Izopo ocurridos durante el confinamiento por la COVID-19. Foto: Josué Quintana Gómez
Texto y fotos: Josué Quintana Gómez
TELA, HONDURAS - La ocupación ilegal de tierras, la cacería, la deforestación y el avance de la frontera agrícola no se detienen dentro de áreas protegidas, aún con el confinamiento decretado bajo la emergencia sanitaria por la COVID-19, alertaron conservacionistas en el norte de Honduras.
Estas acciones no son aisladas y tampoco novedosas, pero la cuarentena redujo la capacidad de patrullar, monitorear y proteger los recursos naturales. “El refrán: ‘en río revuelto, ganancia de pescadores’ se cumple a cabalidad”, se lamentan en la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (PROLANSATE).
“Es preocupante la situación del Parque Nacional Punta Izopo. Estas malas acciones son progresivas: primero la deforestación y relleno de humedales, después la ganadería, hasta que cumplen su propósito final de cultivar la palma aceitera. Drenan lagunas, ríos y pantanos hasta secarlos”, señaló el director de PROLANSATE, Nelbin Bustamante.
El Parque Nacional Punta Izopo fue declarado como tal, mediante el Decreto Legislativo 261-2000. Y la categoría de Refugio de Vida Silvestre la obtuvo en 1992, a través del Acuerdo Presidencial (1118–92), según explicaron integrantes del Comité Interinstitucional de Ambiente y Áreas Protegidas del Municipio de Tela (CIAT).
Esta agreste área protegida se localiza entre los municipios de Tela, Arizona y Esparta, en el departamento de Atlántida. Forma parte del Corredor Biológico del Caribe hondureño y su extensión total es de 21,551.69 hectáreas, entre terrestres y marítimas, añadieron en el CIAT.
La tala con sierras, hachas y machetes no se detiene en la zona núcleo, donde hay predios cercados y ocupados recientemente. Foto: Josué Quintana Gómez
Golpe al corazón del parque
Con el acompañamiento de la Fiscalía Especial del Medio Ambiente (FEMA) y del Instituto Nacional de Conservación Forestal (ICF), PROLANSATE retomó las expediciones o “giras sorpresa”, como medida de emergencia para frenar la devastación en Punta Izopo (Atlántida), donde los delitos ambientales no están en cuarentena.
Técnicos de PROLANSATE y un equipo periodístico constataron varios daños en la zona núcleo, en la que había incendios activos e inactivos, tanto en humedales como manglares. Además, se encontraron evidencias de talas recientes hechas con sierras, hachas y machetes.
“La ocupación ilegal de tierras sigue en el parque, tanto por garífunas como ladinos, ambos son responsables de estos daños. Todos ellos deben comprender que no pueden venir aquí y destruir los recursos naturales. Es necesario que se apoye más desde el gobierno municipal y central para solucionar este problema”, insistió Bustamante, mientras inspeccionaba varios predios deforestados y cercados con alambre.
Durante los reconocimientos, se conversó con algunos moradores en la zona núcleo del Parque Nacional Punta Izopo y admitieron que su instalación dentro del área protegida era reciente. “Levantamos esta casita hace tres meses, no teníamos donde vivir y somos originarios de La Ceiba. Mi marido anda trabajando en el monte, junto a mi hijo, cuidan una propiedad”, dijo una ama de casa que pidió no ser identificada.
“Aquí nos dieron donde vivir unos hermanos de la iglesia y de esas quemas no sabemos nada, personas desconocidas han venido a chapear esos solares, no los conocemos”, añadió con voz titubeante la mujer, quien negó que ellos fuesen responsables de una deforestación próxima a su choza.
Entre 40 y 50 propietarios han comprado irregularmente terrenos en el Parque Nacional Punta Izopo, bajo documentos privados de compra-venta, que no tendrían ninguna validez, estimó un abogado de la zona que pidió mantenerse en el anonimato.
Un nuevo plan de manejo para el Parque Nacional Punta Izopo se encuentra en la fase final de su elaboración, pero previo a su aprobación se debe socializar el documento con la comunidad de Triunfo de la Cruz -comunidad garífuna de unos 13,000 pobladores y poseedora de un título colectivo-, tarea aún pendiente debido al confinamiento por la COVID-19 y la falta de acercamientos con sus líderes, indicaron las personas entrevistadas en el CIAT. Ellas también reconocen que los acercamientos con los líderes de Triunfo de la Cruz serán vitales para configurar el nuevo plan de manejo del parque y recuperar su gobernabilidad.
César Benedith, miembro del Comité de Ambiente Comunitario y Tierras en Triunfo de la Cruz, confirmó que aún no se reunieron con personal del CIAT y que por ahora “no tiene una posición” sobre la socialización del nuevo plan de manejo para el parque, pero recordó que su título comunitario fue revalidado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2015.
Personas naturales y jurídicas poseen títulos de propiedad de varias plantaciones de palma aceitera. También hay cultivo ilegal. Foto: Josué Quintana Gómez
El nuevo plan de manejo marcaría las nuevas pautas en el parque para el período 2020-2032, pero fuentes oficiales aseguraron que se socializará y terminará durante este año, por lo que entrará en vigencia a inicios de 2021.
Los monocultivos y las especies exóticas o invasoras son otro problema en el parque, reiteraron fuentes de PROLANSATE y reconocieron que los planes de manejo previos (2004, 2012) no rindieron los frutos esperados “por la falta de recursos económicos”, además, de la poca participación comunitaria en las actividades de manejo proyectadas.
“La palma aceitera y otras actividades humanas desplazan a las especies y afectan a los ecosistemas. Por eso, se trabaja en un nuevo plan de manejo para el Parque Nacional Punta Izopo, porque la falta de presencia institucional es algo que se debe mejorar”, expresó Nelbin Bustamante, director de PROLANSATE.
Por su parte, ingenieros forestales independientes, le recomiendan al CIAT que ejecute acciones contundentes para proteger los humedales y bosques de manglar. También exhortan al Estado para que deje de incentivar el cultivo de la palma aceitera. “Los manglares están en zonas muy delicadas y eso no permite restaurarlos en cualquier lugar sino solamente en las costas, su hábitat natural. Son ecosistemas de gran vulnerabilidad y al afectar los bosques de mangle también se afecta a la fauna que los habita”, aseveró Heidy Escobar.
“La frontera agrícola ha tenido avances desmedidos, cada año las compañías aumentan sus producciones. Es una lástima que incluso desde el gobierno se incentive el cultivo de la palma y eso hace que la gente busque nuevas áreas para cultivar”, añadió Escobar, profesional de las ciencias forestales. A su vez, explicó que los humedales tienen grandes cantidades de metano, debido a la materia descompuesta bajo el agua y fango, por lo que incendiarlos es una de las prácticas más fáciles y rápidas para arrasar con la vegetación. “Cuando estas zonas tienen contacto con el fuego, el metano es un combustible natural devastador, que propaga las llamas hasta de manera subterránea”, explicó.
Durante los recorridos por el parque, presuntos productores de palma aceitera se negaron a dar declaraciones, pero algunos jornaleros dijeron que “ellos solamente cuidan y trabajan las fincas”. “Estamos aquí para cumplir un trabajo, sabemos muy poco de los dueños y no podríamos dar información. Todas estas plantaciones tienen propietarios”, dijo sin identificarse un trabajador, mientras cargaba un cuchillo para cosechar las bellotas de palma aceitera, conocidas como “malayo”.
La ganadería desplaza a la fauna en las zonas de amortiguamiento y núcleo de Punta Izopo. Foto: Josué Quintana Gómez
Se consultó a distintos actores del CIAT sobre cuántas hectáreas del parque son explotadas bajo la actividad agrícola y ganadera pero no ofrecieron mayores detalles. Se limitaron a indicar que: “entre 2010 y 2011 hubo un censo para la regularización de tierras, que tenía el propósito de detectar los asentamientos y efectos de la actividad humana”.
Al menos 3,363.19 hectáreas del parque están cultivadas con palma aceitera, la mayoría de ellas en la zona de amortiguamiento, pero sino se interviene el Parque Nacional Punta Izopo las plantaciones continuarán su expansión en la zona núcleo, advierten documentos del CIAT.
La Empresa Asociativa Campesina de Producción Hicaque, Sociedad Colectiva Fuentes y Asociados, Matas del Atlántico, Exportadora del Atlántico y la Sociedad Agropecuaria La Heredad poseen dominio pleno de varias fincas, documentó ese último censo de asentamientos en el Parque Nacional Punta Izopo, el cual elaboró ICF bajo el Proyecto PROCORREDOR.
Hay otros predios con dominios plenos dedicados a la agricultura, ganadería y vivienda a nombre de personas naturales. “Algunos eran terratenientes en la zona desde antes de la declaración del parque y quedaron adentro, en teoría, ellos y sus actividades no pueden sobrepasar sus límites. “Para salvar al parque de la actividad humana se tendría que expropiar o reubicar a los propietarios. El Congreso Nacional debería aprobar la nulidad de los títulos otorgados después de la declaratoria del parque, nada de eso pasará por las influencias y poder de los dueños”, dijo un ambientalista local que pidió omitir su nombre.
El último censo arrojó que el 47 por ciento de pobladores en la comunidad de Colorado Barra (Esparta) no tienen documentos de sus tierras. Entretanto, en Hicaque (Arizona) el 50 por ciento de los censados poseen dominios plenos o títulos comunales.
En el kilómetro 16 (Arizona) un 44 por ciento de los moradores no tienen documentos y el restante 66 por ciento tiene dominios útiles, escrituras públicas, documentos privados de compra venta y títulos otorgados por el Instituto Nacional Agrario (INA), ilustran una base de datos.
Cercanos a Triunfo de la Cruz (Tela), hay otros dominios plenos a nombre de Inversiones y Desarrollos El Triunfo S. A. (IDETRISA) y de la mercantil MACERICA, S.L, en principio ellos mantuvieron los bosques, pero durante los últimos meses aumentó la ocupación irregular de sus tierras y hay cambios significativos en el suelo, acciones que el plan de manejo no permite.
Punta Izopo no tiene centro de visitantes, algo que lamentan pobladores y turistas. Foto: Josué Quintana Gómez
Ausencia que se siente y pasa factura
En los llanos bajos de Hicaque, jurisdicción de Arizona, los últimos guardaparques que custodiaban Punta Izopo se retiraron hace casi una década, lamentó Carlos Alberto Palma, un líder y ambientalista comunitario. “Los canales, pantanos y lagunas del parque fueron secados para cultivar palma y en los últimos meses ha habido una deforestación desenfrenada. Desde hace unos 10 años se fueron los guardarrecursos y estamos desamparados. Sino hay inversión en este parque desaparecerá”, exclamó.
“Hemos pedido a las autoridades de Arizona (Atlántida), al alcalde Carlos Arnaldo Chacón, que contrate a por lo menos tres guardabosques. No dejan de venir personas para deforestar y después negociar esos terrenos de forma irregular, aquí parece que no hay autoridad”, añadió Palma.
La cacería tampoco está en cuarentena y durante uno de los patrullajes de PROLANSATE, que acompañó este equipo periodístico, se sorprendió en los límites del río Plátano a un poblador con algunos machetes, cuerdas y una manada de perros.
“Estos sabuesos son mansos e inofensivos, los traigo a desestresarse porque pasan encerrados en la casa. No son cazadores, para nada”, negó Misael Cárcamo, mientras cargaba a un cachorro y sus canes olfateaban ansiosos el área, esperando recibir órdenes.
A Cárcamo se le advirtió que no podía cruzar hacia la zona núcleo del parque con los perros y que, si era sorprendido en actividades de caza, sería sancionado administrativa y hasta judicialmente. Además, se le decomisaría la carne de las presas y sus perros serían sacrificados.
La cacería de especies amenazadas, en épocas, sitios y formas prohibidas es penada con hasta tres años de cárcel, según los artículos 330, 331 y 332 del Código Penal vigente en Honduras.
La ausencia, casi permanente, de las autoridades es evidente y otra muestra de ello es que el antiguo centro de visitantes en el Parque Nacional Punta Izopo, situado entre Triunfo de la Cruz y el río Plátano, presuntamente fue desmantelado desde hace cuatro años por pobladores opuestos a que se recupere la gobernabilidad en el parque, denunció una lugareña.
“Cuando se fueron los guardias comenzaron a llegar personas para robarse el techo y parte de la estructura, esa madera ahora está en chozas o la hicieron leña. Existe la necesidad de levantar otra vez el centro de visitantes, pero eso deberá ser consensuado con las comunidades”, dijo.
El CIAT tampoco tiene un estimado de cuántos visitantes llegan al Parque Nacional Punta Izopo, pero denunció que los prestadores de servicios turísticos cobran a sus clientes el ingreso al área protegida y no lo reportan a la administración.
Ante esto, Juan Carlos Medina, administrador de PROLANSANTE, aseguró que existen algunas gestiones para reconstruir el centro de visitantes, por lo que esperan tener el respaldo financiero de ICF después de la pandemia por la COVID-19 y así captar los aportes económicos por ingresos.
“El aporte que deben hacer los visitantes al parque es de 25 lempiras para nacionales y un dólar para extranjeros. Es una cantidad simbólica para un área protegida que necesita de fondos para su conservación”, indicó Medina.
Punta Izopo urge de inversión, porque de lo contrario, su desaparición es cuestión de tiempo, advierten ambientalistas en el norte de Honduras. Foto: Josué Quintana Gómez
Justicia eficaz para salvar al parque
Una posible intervención en el Parque Nacional Punta Izopo tendrá resultados si se reactiva la vigilancia y la justicia se vuelve más enérgica contra las incidencias ambientales y sus responsables, manifestó Jhonny Fino, director de la Unidad Municipal Ambiental (UMA) de Arizona, Atlántida.
“Junto a militares y policías hemos detenido a varias personas, pero al siguiente día están libres. El problema es la parte judicial y creo que ya es momento de que se monten precedentes. No sirve de nada que se multe a personas porque pagan y todo queda como si nada”, enfatizó.
“Con el resto de comanejadores hemos avanzado a nivel de investigación y sabemos sobre varios responsables de incendios, ocupación de tierras y tala en los manglares. Tenemos jornadas extensas de monitoreos, pero a nivel judicial no logramos nada y eso nos echa a perder el trabajo”, añadió Fino.
Los incendios forestales provocados conllevan responsabilidad penal y quienes comenten estos delitos se exponen a penas que van desde los cinco a 12 años de prisión, según el artículo 327 del Código Penal vigente en Honduras.
La contratación de guardabosques en el Parque Nacional Punta Izopo, por parte de la Alcaldía de Arizona, Fino aseguró que se realizará hasta 2021, porque los fondos asignados a la UMA fueron redestinados para atender la emergencia por la COVID-19. Las municipalidades de Tela y Esparta también redireccionaron sus presupuestos para la atención sanitaria, informaron fuentes oficiales.
Alejandra Reyes, coordinadora del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras (SINAPH), coincidió con Fino sobre la necesidad de reasignar guardabosques y anunció que a finales de este año iniciará un programa con el que se resguardaría al Parque Nacional Punta Izopo.
“Impulsamos el Programa Nacional de Guardarrecursos, ya están definidos los lineamientos como el perfil, la capacitación y protocolos de actuación. Entre los sitios pilotos están el subsistema de áreas protegidas bahía de Tela, donde se deberán identificar los sitios en los que hay más presión e inicialmente se pondrán a disposición del subsistema bahía de Tela a 10 guardaparques, especialmente en las áreas marino-costeras. Esta es la mejor forma de reducir delitos y mejorar en el manejo de las áreas en con mayor presencia”, agregó la funcionaria.
La ausencia permanente de guardabosques y militares tiene en jaque a Punta Izopo. Foto: Josué Quintana Gómez
Exhortan a trabajar en equipo
Reyes invitó a la empresa privada para que bajo las iniciativas de compensación ambiental se unan al Programa de Guardarrecursos que impulsa el SINAPH.
Entretanto, Alba Ocampo, coordinadora de la oficina local del ICF en Tela, aseguró que se siguen de cerca las incidencias ambientales en Punta Izopo, especialmente las orquestadas durante la cuarentena por la COVID-19.
La funcionaria indicó que los avances para la construcción de un nuevo plan de manejo no se detienen y entre otras gestiones destacó que se buscará la mayor presencia de autoridades en el parque, incluso la instalación de un destacamento militar.
Ocampo explicó que se conformó una Fuerza de Tarea Interinstitucional Ambiental (FTIA), donde convergen todos los comanejadores, el ejército y la FEMA. “En 2019 estuvimos bastante activos: realizamos en conjunto seis operativos en Punta Izopo y durante este año se han hecho cuatro. Dictámenes (informe de daños) hemos hecho unos seis”, aseguró.
La coordinadora de ICF en Tela insistió en que, a corto plazo, intensificará gestiones para que la FTIA tenga presencia permanente en Punta Izopo y esto se logrará con la instalación de un destacamento militar, que apoyaría en temas de vigilancia.
Un paraje de biodiversidad
Los paseos en kayak y el turismo de aves son parte de las experiencias que se pueden vivir en Punta Izopo, un humedal de importancia mundial. Fotos: Josué Quintana Gómez
En 1996, Punta Izopo fue acogido en Convención de los Humedales, Convenio de Ramsar, que es un tratado intergubernamental para la conservación y el uso racional de los humedales, sus recursos y su riqueza biológica, porque son sitios que sirven de refugio a aves acuáticas migratorias o estacionales, destacan investigadores de PROLANSATE.
Esta área protegida al norte de Honduras es el Sitio Ramsar 812 del mundo, por lo que su conservación y protección debe retomarse con urgencia, coinciden ambientalistas y científicos al norte de Honduras.
Su riqueza hídrica y biodiversidad son de interés nacional e internacional, por lo que el Estado de Honduras debe asumir con rigor la conservación y protección de esta área, una de las más emblemáticas en el Corredor Biológico del Caribe Hondureño, coinciden los entrevistados.
En Punta Izopo hay alucinantes playas de arena blanca, culturas vivas (aldeas garífunas), lagunas y ríos costeros, farallones rocosos, arrecifes de coral (en estado crítico), humedales y unas 37 especies de flora que están bastante perturbadas por las actividades agropecuarias, desde comienzos del siglo pasado, detalla el plan de manejo en elaboración.
Aunque la información sobre la ecología y biodiversidad de la fauna presente en el parque es escasa, el CIAT estima que hay 224 especies: 182 de peces, ocho de anfibios, 13 reptiles, 15 mamíferos y 182 aves.
La garza “bujaja” es una de las aves más avistadas en Punta Izopo. Foto: Josué Quintana Gómez
Uno de los pájaros más representativos es la garza pico de bota o “bujaja” (Cochlearius cochlearius), que por sus hábitos nocturnos descansa en los manglares durante el día y es vista con mucha facilidad.
Las “bujajas” se reproducen colonialmente en los árboles de mangle, ponen entre dos y cuatro huevos blancos azulado en un nido hecho de ramitas. De adultas, tienen una longitud aproximadamente de 54 centímetros, con un característico pico macizo, ancho y en forma de cucharón, ilustra la Asociación Hondureña de Ornitología (ASHO).
Cada año, PROLANSATE y la ASHO organizan un “Conteo Navideño de Aves” en la bahía de Tela y Punta Izopo es uno de los sitios visitados por los fotógrafos, científicos y amantes al avistamiento de aves.
No se descarta, que a corto plazo se impulsen con más frecuencia y organización paseos para los visitantes, por lo que “el turismo ornitológico podría ser una opción para la captación de fondos y salvar al parque”, concluyen PROLANSATE y la ASHO.
En Punta Izopo hay 182 especies de pájaros y el aviturismo impulsaría el rescate del parque. Foto: Josué Quintana Gómez
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