Publicado en September 14, 2016
Por Lucy Calderón

Las mujeres de origen chortí son hábiles y creativas tejedoras de vida

Este mes patrio todos los guatemaltecos podemos contribuir a revalorizar los cultivos nativos de tule, carrizo y maguey y la ancestral elaboración de canastillas, hamacas, petates, lazos, paneras y tortilleras fabricadas a mano por hábiles tejedoras de origen chortí.

Tales productos, además de sillas, mesas, bolsas, alfombras y pulseras que han sido creados con el apoyo del proyecto Tejiendo Vida estarán a la venta en una reconocida tienda de artículos para el hogar, como parte de la campaña Guatemala Nuestra.

Creativas tejedoras
Tejiendo Vida es un emprendimiento que agrupa a 81 mujeres de seis comunidades del Corredor Seco del país, en Jocotán y Olopa en el departamento de Chiquimula.

A su vez, este emprendimiento está siendo apoyado por el proyecto Mesoamérica sin Hambre (MsH), que se ejecuta de manera conjunta entre los ministerios de agricultura y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 10 países, con el apoyo de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID). 

Riqueza cultural invaluable
Las técnicas de extracción de la materia prima vegetal y los diseños con que los grupos de mujeres guatemaltecas elaboran sus artesanías han sido transmitidos de generación en generación y es un patrimonio intangible de la cultura chortí, en el Oriente de Guatemala. 

Sin embargo, al igual que sus antecesoras, las actuales artesanas comercializan sus creaciones a bajo precio en los mercados de las comunidades cercanas. Y debido a que la región ha sido afectada duramente por la sequía y el cambio climático, ni alimentos ni materia prima son fáciles de conseguir, señala un comunicado de la FAO.

Yo aprendí a sacar la fibra del  maguey con mi mamá, yo la acompañaba a buscar maguey. Antes aquí abundaba el maguey, el tule y el carrizo. Hoy ya no se encuentra fácil”, dice Alicia Roque, quien reside en la comunidad Tunuco Abajo, en Jocotán, Chiquimula.

Por eso, cuando la materia prima no está disponible localmente, doña Alicia debe comprarla a comunidades de Baja Verapaz, en el norte del país o a otros productores de Chiquimula.

Esto implica que a pesar de las dos horas diarias que invierte durante tres días para elaborar una bolsa de red rústica sólo obtendrá el 50 por ciento de su costo real, es decir, conseguirá únicamente Q10 y este dinero lo destinará a la compra de alimentos. Según indican las artesanas, tal cantidad les alcanza para comprar unas dos libras de frijol o seis libras de maíz.

Arte renovado
Con la intervención y apoyo técnico que les ofrece a las artesanas el proyecto Tejiendo Vida, ellas han innovado y modificado algunos de los diseños ancestrales de sus artesanías, lo que les ha permitido llegar a nuevos mercados.  

“Nos interesa rescatar estas artesanías locales por tres motivos: empoderar a las mujeres y emprender proyectos comunitarios que permitan generar ingresos; mantener el conocimiento ancestral y tradiciones de la cultura chortí; y por último, pero no menos importante, para recuperar las especies vegetales que con el paso del tiempo se han ido extinguiendo y son la base de la economía familiar”, indicó Baltasar Moscoso, director temático de MsH en Guatemala.

Debido al clima y la extracción, cultivos como el maguey o tule están desapareciendo, y con ello las oportunidades e ingresos de las familias artesanas que dependen de ellos como medio de vida.

Por medio del proyecto MsH se implementan dos viveros de maguey, con el fin de reforestar  con más de siete mil plantas y así recuperar áreas degradadas con el fin de proveer de materia prima a las artesanas en un futuro.

Más información: http://www.fao.org/in-action/mesoamerica-sin-hambre/es/

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