Publicado en March 25, 2014
Por Lucy Calderón

Niños sordos que aprenden cómo suenan y vibran las palabras

La profesora Sandra Barrera, exalumna de la Escuela para Niños Sordos "Fray Pedro Ponce de León", ahora imparte clases a niños del Jardín Infantil para Sordos "Rodolfo Stahl Robles". Ella es un ejemplo para los niños, quienes al darse cuenta de que usa auxiliares auditivos y que también puede hablar, se sienten motivados a esforzarse para alcanzar esos mismos logros. Foto: Lucy Calderón

Pedagoga y especialista en terapia del lenguaje, Hilda Ortiz, directora de la Escuela para Niños Sordos "Fray Pedro Ponce de León", del Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala. Foto: Lucy Calderón

Profesora Mónica Barillas en compañía de sus alumnos, quienes cursan la segunda de las tres etapas que deben concluir antes de ingresar a preparatoria en la Escuela para Niños Sordos "Fray Ponce de León", del Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala. Foto: Lucy Calderón

La profesora Patricia García enseña a mejorar su lenguaje oral, a niños de preparatoria que con ayuda de auxiliares auditivos pueden escuchar sonidos. Ella se cubre la boca al momento de pronunciar las instrucciones del ejercicio, de esta manera los niños hacen su mayor esfuerzo para comprender y responder. Foto: Lucy Calderón

El profesor César Cordero imparte una clase sobre noticias y medios de comunicación a sus alumnos del segundo grado de primaria. Para que los niños comprendan mejor el mensaje, el interlocutor debe ser expresivo. Foto: Lucy Calderón

Cristian, Eduardo, Lisandro, Molly, Darling, Gabriela y Damaris junto a su profesora de idioma inglés Sandra Mencos. El día de la visita a esta escuela, los niños que también reciben clases de kaqchikel, estaban aprendiendo cómo decir los colores y las palabras helado, mesa y mamá en idioma inglés. Foto: Lucy Calderón

Los más pequeños, de 0 a 6 años, reciben clases en el Jardín Infantil para Sordos "RodolfoStahl Robles", del Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala. Foto: Lucy Calderón

Los niños que necesitan reforzamiento para mejorar su lenguaje oral reciben clases individuales. Jardín Infantil para Sordos "Rodolfo Stahl Robles". Foto: Lucy Calderón

En la primera fila, los estudiantes de segundo de primaria: Esdras Josué y Doris; en la segunda fila, de izq. a derecha María Luisa, el profesor César Cordero, Kimberly, y Alessandra Rubí. Foto: Lucy Calderón

De izq. a derecha, las niñas Sofía, Katy y Marian. En la segunda fila, de izq. a derecha: David, Carlos Eduardo, Kevin y Marlon, todos con su profesora Patricia García.

A la hora del recreo, los alegres y extrovertidos niños no perdieron la oportunidad de posar para la cámara. Foto: Lucy Calderón

Tres inseparables y muy sonrientes amigas que también aceptaron posar para Ecocienciagt.

Foto: Lucy Calderón

Sandra Barrera, cuya voz se escucha en el audio, es una simpática y alegre joven de 27 años de edad, quien contrariamente a lo que muchos hubieran creído, alcanzó uno de sus mayores sueños: convertirse en maestra de educación primaria y ser en la actualidad, la profesora de niñas y niños sordos como ella, pero que siguiendo su ejemplo, se esfuerzan por aprender a hablar.

Conducir a los infantes con deficiencia auditiva total o parcial a comunicarse de forma verbal y de esta manera mejorar su calidad de vida sí es posible. Sandra es una prueba de ello.

Y ésa es la meta de la filosofía oralista que se enseña en el Jardín Infantil para Sordos “Rodolfo Stahl Robles” y la Escuela para Niños Sordos “Fray Pedro Ponce de León”, que patrocina el Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala. En estos centros educativos estudió Sandra y al egresar pudo incorporarse a escuelas para oyentes.

El apoyo de su mamá, quien siempre le insistió en el uso de sus auxiliares auditivos y en tener confianza de que es capaz de lograr todo lo que se proponga también fueron factores valiosos en su progreso, a tal punto de que ahora es una entusiasta bailarina de flamenco.

Pero, ¿cómo puede un niño o niña con esta discapacidad sensorial aprender a emitir sonidos o mejor todavía, hablar?

Todo es paso a paso y también se deben cumplir ciertos requisitos: que el pequeño haya sido diagnosticado a temprana edad; que sus padres estén comprometidos con su aprendizaje; que él o ella usen todos los días sus auxiliares auditivos y estén inmersos en un ambiente donde se les hable de con un tono de voz normal.

Recibir atención especializada es otro factor importante. En el Jardín Infantil para Sordos “Rodolfo Stahl Robles”, atienden a niños de 0 a 7 años de edad, quienes pasan por distintos niveles de aprendizaje, desde maternal, pasando por “jardín 1” hasta “jardín 4”.

En el nivel maternal, a través de la estimulación temprana, los pequeños aprenden a discriminar sonidos, a fijarse en los movimientos de la boca de quien les habla y a imitarlos.

En los posteriores niveles y de manera gradual, ellos mejoran su lectura labio-facial, aprenden a reconocer las vibraciones que produce la pronunciación de fonemas y luego se les pide que los repitan. Todo acompañado de ejercicios y juegos que también desarrollan sus habilidades psicomotoras, comenta Susana Méndez, directora del jardín infantil.

Para garantizar el aprendizaje, las maestras de educación pre-primaria que allí trabajan, cuentan con estudios y experiencia en educación especial, psicología y terapia del lenguaje.

“Aquí les enseñamos a hablar a través de experiencias significativas, porque queremos que comprendan y contesten correctamente lo que se les pregunte y es importante que lo hagan de manera consciente no automatizada”, dice Aracely Escobar, maestra del jardín infantil,  quien cuenta con una especialización en Lingüística Aplicada a la Educación de la Primera Lengua en Niños Sordos en Edad Escolar, que cursó en el Instituto mexicano de la Audición y el Lenguaje (IMAL).

Rumbo a la preparatoria y primaria
Los niños que finalizan todos los niveles del  jardín infantil continúan su preparación académica en la Escuela para Niños Sordos “Fray Pedro Ponce de León” que al igual que el primero, se basa en las directrices del Currículum Nacional Base del Ministerio de Educación.

Allí los niños cursan tres etapas de desarrollo del lenguaje, de un año cada una, para luego recibir la instrucción pre-escolar y primaria hasta segundo grado, porque a partir del tercer ciclo de primaria ya están listos para ser incluidos en un centro educativo regular, comenta Hilda Ortiz, directora del establecimiento.

Este 2014 hay 48 niños inscritos, entre 7 y 13 años de edad, de los cuales un 60 por ciento tiene “restos auditivos”, es decir, cuenta con cierto grado de audición, mientras que un 40 por ciento es sordo profundo.

Estos infantes también reciben entrenamiento auditivo, de estructuración y comprensión del lenguaje, de articulación, lectura labio-facial, escritura, además de educación física, computación, idiomas kaqchikel e inglés, arte y valores, señala Ortiz. 

Los padres no se quedan atrás

Y como su participación y compromiso con la educación de sus hijos es vital para que ellos puedan insertarse más fácilmente a la sociedad, también asisten a las reuniones que promueven las directoras tanto del jardín infantil como de la escuela.

Padres y maestros deben apoyarse para lograr que los niños sordos sean oralisados y puedan comunicarse en una sociedad mayoritariamente “hablante”.

Por supuesto, si los padres y los niños lo desean, también tienen el derecho de aprender en otros establecimientos el lenguaje de señas y así tener una comunicación total: palabra, escritura y señas.

Invaluable apoyo
La mayoría de los niños que estudian en el jardín infantil “Rodolfo Stahl Robles” y en la escuela “Fray Pedro Ponce de León”, provienen de familias de escasos recursos, por lo que la mayoría están exonerados de pagos.

Sin embargo, con el apoyo del Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala estos alumnos pueden efectuar sus estudios (www.prociegosysordos.org.gt)

¿De dónde salen los recursos?  El 14% de los ingresos que obtiene el comité por la venta de billetes de Lotería Santa Lucía se invierte en escuelas de educación para personas con discapacidad visual y auditiva, centros de rehabilitación para personas con discapacidad visual, programas de apoyo técnico y tecnológico para niños, adolescentes, adultos y adultos mayores; y servicios médicos de los hospitales ubicados en Guatemala, Quetzaltenango, Zacapa, El Asintal, Retalhuleu, Zaragoza, Chimaltenango y San Pedro Carchá, Alta Verapaz.

Cada vez que se adquiere un número de Lotería Santa Lucía no solo se tiene la probabilidad de “pegarle al gordo”, sino de ayudar a que muchas personas reciban la atención médica, educativa y de rehabilitación que requieren (www.loteria.org.gt).

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