Publicado en November 23, 2016
Por Lucy Calderón

Pinabetes, verdes tesoros de Guatemala

El Sendero Puerta del Cielo en Aldea Chalhuitz, Los Pérez, Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, es uno de los entornos naturales del Pinabete en Guatemala. Foto:  Lucy Calderón

El Pinabete, especie endémica de Guatemala, también es conocido como Pashac, Pacachac, Tzinchaj o Cruz Chaj. Foto: Lucy Calderón

El Pinabete se localiza en rangos altitudinales que varían entre los 2,400 a los 3,500 metros sobre el nivel del mar.  Foto:  Lucy Calderón

Mario Pérez, Estanislao Jiménez y Andrés Matías -integrantes del Consejo Comunitario de Desarrollo de Todos Santos, Cuchumatán-, junto a Pedro Pérez, guardarrecursos del área protegida Sendero Puerta del Cielo en Huehuetenango.  Foto:  Lucy Calderón

“Ojos que no ven, corazón que no siente”… Por eso, para aprender cómo y porqué es importante preservar los bosques de Pinabete (Abies guatemalensis), especie única en Guatemala, nada mejor que visitar su entorno natural y también conocer cómo lo están reproduciendo de forma sostenible en viveros y plantaciones autorizadas.

Para ello, EcocienciaGT participó en la Gira del Pinabete 2016, coordinada por el Instituto Nacional de Bosques (INAB), el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) con el apoyo del Proyecto Manejo Sostenible de los Bosques y Múltiples Beneficios Ambientales Globales, implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés).

La primera parada fue en La Casa del Pinabete, en San Cristóbal Totonicapán, situada en el kilómetro 189.5 Barrio La Ciénega. Allí conocimos a Mirna Pivaral, productora de Pinabetes y otras especies ornamentales para jardinización. Ella es quien ofreció las recomendaciones sobre cómo cuidar un Pinabete en una zona que no es su hábitat. 

Luego viajamos la Finca Pologuá, propiedad de los señores Víctor y Antonio Ajanel Chum, situada a 2 mil 700 metros sobre el nivel del mar en San Antonio Pasajoc, Momostenango, Totonicapán.

Recorrimos la plantación que desde hace nueve años y con bastante esmero ha hecho crecer don Víctor y su hermano, quien “por razones económicas y para proteger al medio ambiente”, según explicó, emprendió este negocio que le ha traído desvelos y también satisfacciones. “Trato de ayudar a la naturaleza y a la vez ganar”, dijo con sinceridad.

“Es un trabajo que requiere paciencia, porque se planta y se cosecha a los ocho años, por lo que se debe tener otra alternativa de supervivencia mientras se logra la meta. Como todo negocio hay que perseverar”, aseguró.

Ajanel también reconoció que el asesoramiento, capacitación y motivación que le han brindado los técnicos del INAB ha sido fundamental para continuar con su proyecto que desde hace tres años recibe incentivos forestales.

Don Víctor Ajanel (a la derecha con chumpa de color negro y sin gorra) junto a los colaboradores de su plantación de pinabetes.

¿Por qué comprar Pinabetes en viveros y plantaciones autorizadas es la mejor manera de proteger los recursos naturales del país?
Porque así evitamos la depredación de su hábitat que sumado al avance de la frontera agrícola, el sobrepastoreo de ganado ovino y caprino en los alrededores o en el interior de los bosques, los incendios forestales, la tala ilegal y la extracción y tráfico de las ramillas en la época de fin de año -para la fabricación de árboles navideños- altera su reproducción natural, al disminuir su producción de semilla, la cual ocurre cada dos años.

“Toda vez que cortan un pinabete en su entorno natural dañan la viabilidad y vitalidad de la especie y debido a las alteraciones climáticas que están afrontándose en la actualidad, hay árboles que están produciendo semilla ya no de forma bianual sino cada cuatro años”, explicó el ingeniero Erick Alvarado, del CONAP.

Ingeniero Erick Alvarado, del CONAP.

Por eso, aprender a reproducir esta especie arbórea en viveros y plantaciones autorizadas es una manera de conservarla y perpetuarla. Y aún así, su reproducción y crecimiento no son fáciles.

De 100 semillas que se obtengan en un bosque natural para su reproducción puede que solo germinen 30 y de éstas quizás únicamente se desarrollen 15.

Las plantas “logradas”, para medir 1.80 metros de altura requieren de dos años en el vivero y de cinco a ocho años en el campo definitivo. También necesitan fertilización y control de enfermedades, podas y manejo técnico, señalan especialistas del INAB.

La buena noticia, según un comunicado del INAB, es que con los incentivos forestales PINFOR y PINPEP que ellos impulsan, están recuperándose 128.86 hectáreas de Pinabete; y se están conservando y recuperando a través de la regeneración natural otras 1,190.99 hectáreas.

Sin talar ni deforestar
En los viveros se pueden obtener los ejemplares de Pinabete y otras coníferas, ya sea sembrados en bolsas o macetas. Estas últimas los hacen lucir más atractivos y es la reciente tendencia en su comercialización.

La Casa del Pinabete, San Critóbal Totonicapán.

Las plantaciones ofrecen la oportunidad de recorrer el área donde están sembrados los Pinabetes, elegir el que más guste, y como bono, respirar aire puro y tener un momento de paz en medio de la naturaleza.

Plantación de Pinabetes de los señores Víctor y Antonio Ajanel Chum, en San Antonio Pasajoc, Momostenango, Totonicapán.

Lo mejor de todo es que los productores están capacitados para darles un manejo técnico a sus plantaciones.

Al cortar los árboles les dejan algunas ramas cerca del tronco o tocón, para que en los siguientes tres o cuatro años se conviertan en nuevos árboles. De esta manera evitan hacer otra siembra, mantienen las áreas con árboles y hacen más sostenible su producción.

Muestra del manejo técnico del tocón.

Tanto en los viveros como en las plantaciones los árboles son podados para darles la forma deseada. Y las ramillas que les quitan las usan para elaborar las guirnaldas y coronas tan apreciadas en la época navideña.

Cualquiera que sea el producto a comprar, debe contar con su respectivo marchamo de legalidad, el cual tiene el texto INAB/CONAP y es una evidencia de que las plantas y subproductos son legales y están registrados en ambas instituciones gubernamentales.

Camino a la Finca Sin Nombre
El segundo día de la Gira del Pinabete, desde la cabecera departamental de Huehuetenango, salimos hacia la Finca Sin Nombre, de don Arcadio Figueroa López.

La propiedad está ubicada a 2 mil 850 metros sobre el nivel del mar en la Aldea Buena Vista Magdalena, en Chiantla, Huehuetenango. Los paisajes rocosos y secos que se aprecian durante el polvoriento trayecto son impresionantemente hermosos.

Al llegar a la finca de don Arcadio nos dieron la bienvenida representantes de algunas de las instituciones locales que han participado en la ejecución de la Estrategia Nacional de Conservación del Pinabete, la cual inició en 2009. Entre estas instituciones están la Asociación Nacional de Productores de Pinabete de Guatemala (ANPROPIGUA), Helvetas y el Ministerio Público de Guatemala.

Mario Palacios, coordinador del componente de medio ambiente y recursos naturales de la Asociación de Desarrollo Integral indicó que trabajan en beneficio de los productores de pinabete y apoyarán todos los procesos que sean pro de la conservación de la naturaleza.

Rolando Gómez, director regional de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (FUNDAECO) destacó que Huehuetenango tiene 7 de las 14 zonas de vida que hay en el país. 

También señaló que en el departamento hay especies en endémicas y otras en vías de extinción, por lo que se están ejecutando proyectos con fines de manejo sostenible de los suelos, de los bosques, de resiliencia al cambio climático y de apoyo en el proceso de políticas públicas sobre la temática.

Después del breve acto protocolario, don Arcadio invitó a recorrer su plantación,  el vivero y el huerto que tiene en su casa. Al finalizar, convidó a todos los asistentes a un sabroso y enorme elote cocido y a un reconfortante vaso de arroz en leche.

El señor Arcadio Figueroa en su plantación de pinabetes situada en la Aldea Buena Vista Magdalena, Chiantla.

 

Plantación de Pinabetes del señor Arcadio Figueroa, en Chiantla, Huehuetenango.

Parada final: Sendero Puerta del Cielo
También se tuvo la oportunidad de llegar al área natural de Pinabete conocida como Sendero Puerta del Cielo, un parque regional de la Municipalidad de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango. 

Este espectacular bosque de coníferas tiene una alta regeneración natural,  capacidad de captación y recarga hídrica, así como un gran potencial turístico debido al paisaje forestal.

También es un banco importante de germoplasma (conjunto de genes de especies vegetales y silvestres que no han sido modificadas) y un modelo de distribución única y limitada de la especie (endemismo). Está situado en la Aldea Chalhuitz, Los Pérez, a 3 mil 400 metros sobre el nivel del mar y tiene un área de 28 hectáreas.

En medio del frío y la neblina que caracterizan el lugar durante la mayoría de los meses y sobre todo en la época de fin de año, el alcalde de Todos Santos concedió a EcocienciaGt unas palabras.

Durante toda la gira, agentes de la División de Protección a la Naturaleza (DIPRONA) acompañaron al grupo y explicaron que están encargados de velar porque no se trafique ni los árboles ni las ramillas. Su trabajo no es fácil y reciben bastantes críticas, pero señalaron que hacen su mejor esfuerzo por resguardar nuestro patrimonio natural.

Contribuyamos nosotros también a salvaguardar los recursos naturales del país, a la vez que apoyamos a los productores locales, comprando solo plantas y subproductos legales.  Aunque lo ideal es hacerlo por convicción es importante tener presente que la Ley de Áreas Protegidas establece sanciones de hasta 10 años de cárcel y Q20 mil de multa para quienes trafiquen fauna y flora silvestre.

 

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