Contar historias de ciencia: una magnífica obsesión

Periodista científica Ángela Posada-Swafford. Foto cortesía CCAFS.
Utilizar el lenguaje escrito como un director de cine usaría su cámara cinematográfica: haciendo las tomas de sus personajes y de los escenarios desde distintos ángulos, así recomienda la periodista y autora de libros de ciencia para niños, Ángela Posada-Swafford, que se escriban las notas científicas.
Y contar las historias desde la perspectiva de un paciente, del investigador o hasta de una molécula, también es válido, porque la buena narrativa no solo es clara sino absorbente, les explicó Ángela a los periodistas y comunicadores centroamericanos que asistieron al taller: ¿Cómo comunicar sobre ciencia, agricultura y cambio climático?, el cual se efectuó en Tegucigalpa, Honduras, el 6 de octubre del 2015.
El taller fue organizado por el Programa de investigación de CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS, https://ccafs.cgiar.org/) con el apoyo del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT, http://ciat.cgiar.org/) y la Secretaría de Agricultura y Ganadería de Honduras.
Amor por lo que se hace
Otra de las claves para realizar con éxito la escritura de temas científicos es precisamente que apasione hacerlo, porque a uno tiene que gustarle su profesión para que el resultado sea de lo mejor, dijo Posada-Swafford.
Para ella, la ciencia es “su magnífica obsesión”, y es que tiene más de 25 años de experiencia comunicando avances científicos, impactos del clima y realizando reportajes sobre la temática, para audiencias no especializadas.
Preguntar, preguntar y preguntar
¿Qué es nuevo en este suceso y qué no?, ¿cuál es su importancia?, ¿quién no estará de acuerdo?, ¿en qué evidencia se basa?, ¿quién pagó por la investigación?, ¿con quién debo hablar?, ¿cuál es su conexión con el tema? son algunas de las interrogantes que los periodistas deben plantearse antes de lanzarse a la recopilación de datos, porque la preparación previa del tema y conocer la trayectoria de las personas que se entrevistarán son esenciales, así como dejar a un lado el temor a realizar preguntas y repreguntar cuando sea necesario.
Pero ¡ojo!, hay que tener siempre presente a nuestra audiencia, ponernos en su lugar, para darnos una idea de cómo le gustaría o atraería más que le contáramos esa historia. “Poner una pizca de poesía, una gota de color, una cucharada de adjetivos fuertes y verbos agudos, además de ofrecer imágenes activas”, son otros de los ingredientes que Ángela sugirió agregar a ese relato con el que se pretenda además de informar, promover el interés y la pasión por la ciencia.
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