Energías renovables, una luz para el desarrollo rural

El lanzamiento de la iniciativa Smart Villages (Aldeas Inteligentes) para México, Centro América y El Caribe se efectuó en Punta Cana, República Dominicana, con el apoyo de la Academia Nacional de Ciencias de ese país. Foto: Lucy Calderón
Cuando se vive en la ciudad, con las comodidades que esto supone: disponibilidad de agua potable, de transporte público, de escuelas y centros de salud, de mercados de víveres y de energía eléctrica es poco probable detenerse a pensar en cómo sobreviven sin estos servicios quienes habitan en comunidades rurales remotas.
Lo cierto es que en el mundo hay mil 300 millones de personas sin electricidad en sus casas y 3 mil millones más continúan cocinando en estufas ineficientes que usan leña y afectan su salud al llenar de humo sus ambientes, según el Panorama Mundial de la Energía 2014, de la Agencia Internacional de la Energía, Paris, Francia.
Por eso, para mejorar las vidas de esas personas es imprescindible que cuenten con energía eléctrica, porque esta puede ser un catalizador de su desarrollo e incluso ayudarlos a prevenir y recuperarse de los desastres que por la topografía u otros factores los afectan, señalaron durante un taller regional científicos y promotores de la iniciativa Smart Villages (Aldeas Inteligentes) la cual se centra en soluciones energéticas locales y sostenibles para las comunidades rurales.
Su objetivo es informar a los tomadores de decisiones sobre los obstáculos tecnológicos, financieros y políticos para llevar energía a las comunidades rurales de países en desarrollo y también los asesora en cómo superarlos.
El equipo de científicos e investigadores que integran la iniciativa Aldeas Inteligentes está basado en las Universidades de Cambridge y Oxford en el Reino Unido y ha sido establecido por el Cambridge Malaysian Education and Development Trust (CMEDT).
Sus socios principales son las academias nacionales de ciencias y sus redes, unidas a las organizaciones Practical Action y Energy Resources Institute, ambas con experiencia en la implementación de proyectos energéticos en comunidades rurales. La iniciativa la financia el CMEDT y una subvención de la Templeton World Charity Foundation (TWCF).
Para alcanzar sus metas y apoyar el objetivo de la Organización de Naciones Unidas, de energía sostenible para todos en 2030, los promotores de la iniciativa Aldeas Inteligentes, que inició en 2014, han efectuado talleres y actividades de participación de seguimiento en África Oriental y Occidental; en el Sur y Sudeste de Asia; y en América del Sur.
El “capítulo” para México, Centro América y El Caribe se presentó recientemente en Punta Cana, República Dominicana, con el apoyo de la Academia Nacional de Ciencias de ese país.
¿Cuál es la mejor vía para la electrificación rural?
Los estudios de casos y los talleres regionales que ha organizado Aldeas Inteligentes han evidenciado que la implementación de sistemas basados en el hogar o instituciones y mini-redes son las soluciones locales más realistas y económicas que existen para la electrificación rural.
Esas mini-redes pueden diseñarse para satisfacer las necesidades de una comunidad o un grupo de ellas y alimentarlas con energías renovables (solar, micro-hidroeléctricas, biomasa y eólica), de una forma combinada, para proporcionar servicios 24 horas todos los días.
Esos sistemas de electricidad sin conexión a la red nacional constituyen un nuevo modelo empresarial para llevar los servicios de energía a las personas en condición de pobreza en sectores tanto rurales como urbanos, señala el informe No. 11 de Aldeas Inteligentes: Energía sin conexión a la red en comunidades remotas: Lecciones de América del Sur, publicado en enero 2016.
Por supuesto, las nuevas tecnologías que emergen de la ciencia básica pueden lograr que la transición de combustibles fósiles a fuentes renovables sea una posibilidad más realista. Y los servicios importantes que pueden ser obtenidos a través de la energía descentralizada pueden ir desde encender la televisión o cargar un teléfono móvil hasta contar con refrigeración, calefacción, ventilación, conexión a Internet, entre otros.
Sin embargo, aún hace falta inversión en investigación que permita desarrollar o mejorar la infraestructura que facilite el uso de las energías renovables así como innovación para llevar la tecnología resultante a los mercados rurales; modelos de financiación y negocios asociados a estos desarrollos también son importantes.
Más allá de prender una luz
Llevar energía eléctrica a una comunidad debe significar más que solo “encender un bombillo”. “Hay que lograr que los integrantes de las comunidades, al contar con energía eléctrica, también alcancen un desarrollo económico, social y ambiental”, señaló Alexandra Arias, Coordinadora de Electricidad, de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), durante su intervención en el taller regional que Aldeas Inteligentes efectuó en Punta Cana.
Por eso, antes de ejecutar un proyecto de electrificación rural, OLADE realiza un diagnóstico de energía de la zona; evalúa los posibles impactos ambientales; forma un comité asesor nacional para identificar los proyectos más viables; propone proyectos productivos para que la comunidad los administre y pueda hacer sostenible su sistema de electrificación; y capacita a los jóvenes para que ellos le den mantenimiento al sistema alternativo que se instale en su comunidad.
En síntesis, hay que “promover un sistema de gestión de proyectos a nivel de comunidad, en el que haya inclusión de género y participación de jóvenes”, indicó Arias. De esta manera se logra que la comunidad valore y cuide el sistema alternativo de electricidad que se les apoye a implementar.
Como muestra de su trabajo, OLADE compartió el siguiente vídeo de un proyecto ejecutado en el Altiplano Occidental de Guatemala:
Las características de una aldea inteligente varían según la región y su contexto, pero en términos generales, el acceso a la energía eléctrica debe estar integrado a otras iniciativas de desarrollo y adoptar un contexto comunitario.
Cuando una comunidad se torna “inteligente” permite que sus habitantes tengan una vida sana y satisfactoria, alcancen su potencial de desarrollo, obtengan ingresos decentes y estén conectados al resto del mundo, dándoles una verdadera posibilidad de elegir entre la ruta tradicional de la migración a la ciudad o la vida en su comunidad, señalan John Holmes y Terry van Gevelt en su ensayo “Energía para el desarrollo – el concepto”, publicado en: Aldeas Inteligentes. Una nueva manera de pensar para comunidades sin conexión a la red mundial, recopilación de ensayos de Brian Heap, Investigador Asociado del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Cambridge.
Con acceso a energía, las comunidades pueden estar conectadas a las grandes ciudades a través de las tecnologías de la información y la comunicación. A su vez, esto les permite mejorar servicios de educación y salud; participar en procesos de gobierno a nivel local, regional y nacional; producir bienes y servicios para los mercados rurales locales; generar productos agrícolas con valor añadido, agregan Holmes y van Gevelt.
Grandes retos, grandes oportunidades
Para cumplir su misión, la iniciativa Aldeas Inteligentes ha efectuado actividades en las que ha reunido a científicos, ingenieros, empresarios, representantes de las comunidades rurales, de la sociedad civil, de organismos no gubernamentales y gubernamentales, entre otros, que se ocupan de abordar los desafíos del acceso a la energía rural y el desarrollo.
Los impulsores de las Aldeas Inteligentes están convencidos de que la participación del sector público y privado y el espíritu empresarial son un requisito para el acceso a la energía universal en comunidades rurales remotas.
El “capítulo” de esta iniciativa para México, Centro América y El caribe se desarrollará entre noviembre 2016 a marzo 2017, por lo que aún habrá que esperar para conocer las políticas o estrategias que, a partir de esta iniciativa, pueda impulsar la región para suministrar energía eléctrica a sus comunidades rurales.
Add new comment