Publicado en October 14, 2013
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Los envases de agroquímicos también se reciclan
Para evitar que los agricultores reutilicen los recipientes vacíos de fertilizantes y plaguicidas o que estos queden tirados en los terrenos de cultivo, con los consecuentes daños a la salud y el medioambiente, desde 1998 comenzó en Guatemala el programa ambiental Limpiemos nuestro campo, que gracias a los resultados obtenidos, actualmente se denomina CampoLimpio.
El éxito de esta iniciativa de la Asociación del Gremio Químico Agrícola (Agrequima) ha permitido recuperar en 15 años el 65 por ciento de los envases que llegan al campo, es decir, 24 millones, equivalentes a 2,598.7 toneladas de plástico y a un ahorro de energía igual a 1,290,000 galones de gasolina.
“Esta cifra ha hecho que Guatemala ocupe el tercer lugar a nivel mundial en recuperación de envases vacíos de agroquímicos, después de Brasil y Canadá. Y como con el apoyo de CropLife Latin America se compartieron los resultados positivos en la región latinoamericana, ahora este programa está presente en 15 países”, explica el licenciado en química Julio Ruano, director ejecutivo de Agrequima.
Según recuerda Ruano, hace dos décadas, la mayoría de productores acostumbraba enterrar o quemar los envases vacíos de fertilizantes y pesticidas, incluso algunos los reutilizaban como cantimploras. Pero con las capacitaciones que los agricultores han recibido a través del programa educativoCuidAgro y porque son personas que tienen deseos de aprender y hacer las cosas bien, estas prácticas han ido desapareciendo.
Beneficios añadidos
Cuando los agricultores efectúan prácticas amigables con el ambiente, como es la disposición correcta de los envases de los productos fitosanitarios que aplican en sus campos de cultivo, están cumpliendo con requisitos indispensables para la agroexportación.
El ingeniero Sebastián Marcucci, del viceministerio de Sanidad Agropecuaria y Regulaciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, comenta que las buenas prácticas agrícolas las exigen los mercados internacionales y cuando los integrantes de asociaciones de pequeños agricultores cumplen con estas, se fortalecen sus oportunidades de ingresar a nuevos mercados.
Pequeños y medianos productores de hortalizas y de cosméticos naturales del área rural del Occidente del país, están conscientes de los beneficios que trae para sus familias y sus comunidades el acopio y reciclaje de estos envases, porque evita daños a su salud, reduce la contaminación de los recursos hídricos y les ayuda a obtener sus certificaciones internacionales.
Además, los recursos económicos que obtienen por la venta de los envases vacíos en los centros de acopio, los reinvierten en sus comunidades.
La clave es el triple lavado
Los agricultores deben, tres veces seguidas, echarles agua a los envases vacíos de agroquímicos hasta ¼ de su capacidad, agitarlos bien por 30 segundos y verter la mezcla en su bomba de aspersión.
De esta manera, aprovechan hasta la última gota del producto. Posteriormente, tienen que cortar o perforar los envases para que nadie los vuelva a utilizar.
Por último, deben depositar los envases cortados en los minicentros de recolección, de donde son trasportados hacia uno de los tres centros de acopio en Escuintla, Zacapa y Chimaltenango.
Todo se aprovecha
En 2012 los minicentros de metal se sustituyeron por otros fabricados con plástico, producto del reciclaje de los envases vacíos de agroquímicos.
Asimismo, con la resina en que estos se transforman pueden fabricarse bases de escobas y bolsas para la basura.
En la actualidad, Agrequima trabaja solo con dos empresas recicladoras, porque así pueden tener el control de que con estos recipientes solo están produciendo artículos seguros. “Hay que considerar que por el contenido que tuvieron estos envases no pueden transformarse ni en juguetes ni vajillas desechables, por citar algunos ejemplos”, explica Percy Domínguez, gerente administrativo de la institución.
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